El Mercado Inmobiliario Argentino: Un Laberinto de Incertidumbre y Oportunidades
28/03/2025 l Economía y Negocios
A medida que la economía se reconfigura, el sector inmobiliario enfrenta desafíos que ponen en jaque su estabilidad y crecimiento.

En el año 2025, el mercado inmobiliario en Argentina se encuentra en una encrucijada. Tras años de fluctuaciones económicas y una inflación persistente, los precios de los inmuebles han experimentado un incremento moderado, pero la demanda se mantiene esquiva. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), el precio promedio de la vivienda en Buenos Aires ha aumentado un 12% en el último año, mientras que el volumen de transacciones ha caído un 20%. Este panorama sugiere un desconcierto entre los potenciales compradores, que ven el sector como una inversión incierta y riesgosa. La creciente inseguridad económica, sumada a la inestabilidad política, ha hecho que muchos argentinos prefieran guardar su capital en dólares o en activos más líquidos, dejando al mercado inmobiliario en una situación precaria.

A nivel internacional, el mercado inmobiliario argentino se compara desfavorablemente con otros países de la región. En Chile, por ejemplo, el crecimiento del sector ha sido sostenido gracias a políticas de financiamiento más accesibles y un ambiente de inversión más estable. La falta de confianza en las instituciones argentinas y los constantes cambios en la legislación sobre propiedad y alquiler complican aún más el panorama. Las proyecciones para el futuro inmediato no son alentadoras: analistas económicos advierten que, a menos que se implementen reformas sustanciales y se logre una estabilización macroeconómica, el sector podría continuar en una espiral de desconfianza que limitará su crecimiento. A medida que el mundo avanza hacia una mayor digitalización y nuevas formas de trabajo, la necesidad de adaptarse a un modelo de vivienda más flexible y sostenible se vuelve indispensable, lo que plantea un reto adicional para un mercado que aún parece aferrarse a paradigmas obsoletos.