Navegando la tormenta: la sostenibilidad en el sector electrónico argentino

Producción tras producción, el sector electrónico se encuentra ante un reto monumental que pone a prueba su capacidad de adaptación. En Argentina, donde la industria de productos tecnológicos tuvo un crecimiento de aproximadamente el 12% en el periodo 2021-2023, la presión de adoptar prácticas sostenibles ha cobrado relevancia intensa. Según la Cámara Argentina de Fabricantes de Equipos Electrónicos y Mantenimientos (CAFEEM), más del 80% de la electricidad consumida por dispositivos electrónicos proviene de fuentes no renovables. Esta realidad plantea un dilema: ¿cómo puede la industria alinearse con los objetivos de desarrollo sostenible sin romper el equilibrio económico del sector que tanto ha costado construir?

La historia de la producción electrónica en Argentina no solo se cuenta en cifras de crecimiento, sino también a través de desafíos ambientales que van en aumento. En 2019, el 12% de los desechos electrónicos globales fueron producidos en América Latina, y las proyecciones indican que esta cifra podría someterse a un aumento exponencial considerando la urbanización y el creciente acceso a la tecnología, que se espera alcanzar al 75% de la población en el país para 2025. Aquí es donde la responsabilidad social y la economía circular se encuentran ineludiblemente frente a un marco legislativo poco desarrollado y una conciencia pública que debe evolucionar rápidamente.

Para estar a la altura de estas exigencias, a nivel nacional se presentan iniciativas relevantes, como el programa ‘Electrónica Socioambiental’ del Ministerio de Desarrollo Productivo, que busca incentivar a las empresas a diseñar productos que sean más fáciles de reciclar y a utilizar materiales sostenibles. Sin embargo, sólo un 5% de las empresas del sector se adherió en 2023 a estos mecanismos. Esto pone de manifiesto una lacra arraigada en la industria: la priorización del beneficio económico inmediato por encima de la responsabilidad ambiental a largo plazo.

A medida que el contexto del mercado global plantea nuevas oportunidades en las energías renovables y los dispositivos sostenibles, Argentina se encuentra frente a una bifurcación: abrazar la transición hacia una producción más consciente o quedarse atrás en un mercado cada vez más competitivo y regulado. La transición a una sostenibilidad real no sólo abriría nuevas avenidas de ingreso al diversificar la producción, sino que también puede reforzar la imagen del país ante los ojos de los inversores internacionales, cada vez más atentos a las prioridades ecológicas dentro de las estrategias empresariales. Con una inversión en tecnologías limpias y un compromiso renovado hacia prácticas sostenibles, Argentina podría convertirse en un referente regional en un sector que cambia rápidamente. El desafío enfrenta no solo a la industria, sino también a un ecosistema económico que hoy se pregunta: ¿cuál es el futuro de sus productos en un mundo que ya no tolera la irresponsabilidad ambiental?